El Campo de Gibraltar no tiene identidad ni marca. En España, se conoce sólo por temas negativos y cuando salimos de España se hace más claro que nadie nos identifica, nadie nos sabe colocar en el mapa. En parte, porque la evolución política en esta zona ha sido casi inexistente. Tanto en la legislatura anterior como en esta, hemos tenido un representante en el Congreso, que está más sujeto a la disciplina del voto que a la realidad de su comarca, por lo que realmente, nadie nos representa en el Congreso. La situación política en el Campo de Gibraltar merece un análisis profundo y sereno, considerando las amenazas y las oportunidades que se presentan.
Uno de los temas capitales en la región es la cuestión de Gibraltar. Este enclave británico en la península ibérica ha sido motivo de tensiones entre España y el Reino Unido durante siglos. La población del Campo de Gibraltar vive con una realidad geopolítica muy especial, y las consecuencias de esta disputa tienen un impacto directo en su día a día. La diplomacia y el diálogo siguen siendo las vías más sensatas para buscar una solución pacífica y beneficiosa para ambas partes. Pero en ese desarrollo llevamos mucho más tiempo del deseado, recordamos que Reino Unido votó el Brexit en 2016, vemos cómo a Madrid y a Londres les da igual, ellos ni sienten ni padecen, ahí están los resultados. Mientras, en el plano social, convivimos perfectamente a uno y otro lado de la verja, en el plano político desde Madrid o Londres viven de espaldas a la ciudadanía, con una excepción, Gibraltar tiene conexión directa con los poderes en Londres, Reino Unido invierte en Gibraltar, no obstante, al otro lado España no invierte, ¿por qué? Porque los poderes públicos que deciden las inversiones tienen controlada la comarca. Saben que aquí no hay unión y que el ninguneo reiterado quedará callado por un simple “Y tu más”. Así nos entretienen, mientras que las zonas más “complejas” se llevan los dineros. Para resolver esta cuestión debemos tener una voz que aglutine los intereses de los campogibraltareños.
Esa voz es cada día más necesaria, no sólo en Madrid, sino en Cádiz. Hemos tenido un presidente de la Diputación de la comarca y no se ha visto nada de nada. Seguimos recibiendo las migajas de Cádiz y encima no te quejes “que todo lo que tenemos se lo debemos a ellos (a Cádiz)”, como si fuéramos el último estrato del nivel social en este país. No es cuestión de llevarse mal con los vecinos gaditanos, pero también es necesario que dejen de mirarse el ombligo y se den cuenta que el Campo de Gibraltar es parte de la provincia, aunque les quede lejos, muy lejos (exactamente 12 horas en tren). Recordemos que están ejecutando un tercer puente a la tacita de plata mientras aquí no tenemos ni una conexión ferroviaria digna (es decir, electrificación, ancho internacional y doble vía). Ni la vamos a tener nunca.
Para conseguir cohesión entre los municipios de nuestra comarca sólo hay un denominador común, la desidia y el desprecio con la que nos tratan desde los poderes fácticos, esté quien esté en el poder, sea el año que sea. Solo un impulso estatal de 30.000 millones de euros servirían para hacer justicia y relanzar la zona. Recordamos que seguimos esperando que se ejecute la Vejer-Algeciras, una/s conexión/es ferroviaria/s digna/s para la zona y su puerto (uno de los más importantes a nivel mundial), desdoble de la autovía, transporte público eficaz, resolver el embudo de Campamento, el puente de Guadarranque, Hospital materno infantil, etc, etc.
En este contexto, la ecuación es sencilla: si nadie nos defiende, si nadie nos representa, ¿por qué el pueblo no se mueve? 270.000 habitantes entretenidos discutiendo sin son churras o merinas, mientras en otros lugares se reparten el pastel. Nadie quiere nada de aquí. ¿O es que les interesa que sigamos como estamos? El número 1 del PSOE por Cádiz, el vasco Marlaska (¿se imaginan que el número 1 del PSOE por Vizcaya fuera de la comarca? ¡Ciencia Ficción!) nos definió como una zona de especial singularidad, pero en el sentido negativo. Nos quieren pobres y entretenidos.
Así que tenemos que centrar el objetivo: hay que buscar y encontrar el Alma del Campo de Gibraltar, debemos estar orgullosos de nuestra tierra, un lugar envidiable desde todos los enfoques posibles. Sol, viento, el estrecho, estratégicamente estamos en un lugar importantísimo y aquí seguimos más preocupados si la Balona y el Algeciras se pelean en un derby. Nuestra comarca está dejada, muy dejada. La comarca tiene un potencial extraordinario para convertirse en un ejemplo de convivencia, desarrollo sostenible y cooperación internacional, a nivel top mundial, no exageramos. Sin embargo, para lograrlo, es esencial que las fuerzas políticas nos representen. Y si no lo hacen, la sociedad civil y los ciudadanos tendrán que tomar el mando. Ahora tenemos un nuevo diputado. Le daremos 100 días de gracia. Seguiremos observando.
En La Ciudad de la Bahía, a 11 de Agosto de 2023